Ésta es la historia de un pijama fantasma, ya lo dice el título. Es azul, azul a cuadros, y se llama Luisón. No crean ustedes, los fantasmas también tienen nombre. Luisón vive en una casa ni grande ni pequeña, instalado en medio de una familia que forman una madre, un padre y dos hijos, Aurelito y María Fernanda, de seis y ocho años, respectivamente.
Todo comienza una noche, los padres han salido un rato a tomar unas cañitas, y la abuela está dormida en el sillón. De pronto, los niños ven al pijama fantasma flotando por su habitación. Asustados, intentan despertar a la abuela, pero les resulta imposible, está profundamente dormida. Luisón los sigue por toda la casa, volando. Parece que la conoce bien porque nuestro fantasma, en otro tiempo, perteneció a los dueños anteriores.
Medio muertos de miedo, María Fernanda y Aurelito telefonean al móvil de sus padres. Estos vuelven a casa corriendo. Los niños oyen sus pasos por la escalera, al fin están salvados... Pero, al abrir la puerta, observan aterrorizados que sus padres vienen de la calle vestidos únicamente con unos pijamas azules, idénticos al que tanto los había asustado antes. La pesadilla continúa.
Entonces, los hijos deciden subirse al tejado, y allí se quedan, colgados de la antena, junto a un pequeño gato blanco y negro. Por suerte, al poco rato, un vecino pasa por allí:
-¿Qué os pasa, niños? -pregunta.
Cuando Aurelito y María Fernanda se lo explican, el vecino se ofrece a llamar a los bomberos, para ayudarlos a bajar. El camión rojo llega hasta la puerta al poco rato, parece que ahora sí están salvados. Sin embargo, cuando ven bajar a los bomberos, no aparecen con su traje de faena, no señor... Los bomberos vienen todos con -¿lo adivinan?- un pijama azul, igualito, igualito al del fantasma Luisón.
El grito de los niños es terrible, tan terrible que se despiertan, al fin. Todo ha sido un sueño, un espantoso sueño. Sus padres, que estaban viendo la tele en el salón, entran corriendo a la habitación.
-Tranquilos, hijos, tranquilos. Todo era una pesadilla, los fantasmas no existen, podéis estar tranquilos -dice el padre, mientras los abraza.
-Claro, niños, eso de los fantasmas es una tontería. Y además, para que os pongáis más contentos, os voy a traer un regalito que hemos comprado esta tarde, hemos estado de tiendas. Veréis cuánto os gusta, veréis... -añade la madre.
Ella sale un momento, y vuelve enseguida con dos paquetes casi iguales, envueltos en papel de colorines. Ilusionados, Aurelito y María Fernanda, rompen el envoltorio, y un grito horroroso se escapa de sus bocas...
El regalo que esa tarde les han comprado sus padres son dos pijamas idénticos, uno para cada uno. Dos pijamas azules, de cuadros, igualitos, igualitos a Luisón.
Bravo, bravo y bravo. Pasáis del humor a la risa en un instante, sois unos fenómenos. UUUUUUUUUHHHHHHHHHHHHH
ResponderEliminarSois de lo mejor.¡VIVA LA CREATIVIDAD! Estoy muy orgullosa de vosotros, me teneís fascinada. Os quiero.
ResponderEliminar¡Genial! Me ha encantado, espero seguir leyendo pronto más historias vuestras.
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