
Esta es la historia de un vampiro muy especial. En lugar de sangre, chupa tinta de bolígrafo. Come plastelina y gomas de borrar, y en lugar de negro es rojo porque se pone ciego de salsa ketchup. Por eso le llamaremos El Chupatintas del Barrio.
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Al intentar abrir las jaulas los bolígrafos salieron de estampida, y se fueron volando. La dueña de la papelería, que era una agenda, se asustó y avisó a todos los cuadernos, folios y carpetas para intentar poner orden:
-Socorrooooo!!!! Venid a ayudarme. Alguien ha entrado en la papelería y todos los bolígrafos están volando.
-No son bolígrafos, son fieras- protestó Chupatintas.
De pronto se abrió la puerta de la papelería y entró alguien disfrazado de fantasma, todo de blanco con dos agujeros en los ojos. Los bolígrafos se lanzaron sobre la sábana y la pintaron de muchos colores. El fantasma salió corriendo asustado y la dueña de la papelería se desmayó.

-¿Qué hago yo aquí? ¿Qué me han dado a beber?
-Es tinta -contestó Chupatintas- y ahora tú también eres un vampiro como yo. Ella entonces se enfadó mucho y le echó a la calle.
Entonces, Chupatintas se fue a su casa con un montón de bolis que se había guardado, y pasó la mejor noche de Halloween de su vida. ¡Menudo atracón!
Entonces, Chupatintas se fue a su casa con un montón de bolis que se había guardado, y pasó la mejor noche de Halloween de su vida. ¡Menudo atracón!
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