jueves, 16 de marzo de 2017

EL CASTILLO SOÑADOR Y VALIENTE


Con esta narración comenzamos una serie de historias que ocurrieron en la ciudad de Alcalá de Henares en el año 1547 cuando nació Miguel de Cervantes Saavedra. 
 
 
 

Era verano, hacía muchísimo calor y las piscinas estaban secas porque no había llovido en 10 años. Los ríos no existían, no había flores, los árboles se habían secado, la tierra estaba agrietada… El paisaje era desértico.


Pues resulta que unos novios estaban haciendo el banquete de boda en un castillo y de pronto empezó a llover gotas de vino blanco. Sí, decimos bien..
 
¡LLOVÍA GOTAS DE VINO! 
 
 
La novia empezó a darse cuenta que las gotas de lluvia teñían su blanco traje de un color amarillento, la corbata del novio, de azul marino lisa, pasó a tener lunares amarillos.
La madrina, llevaba un traje azul claro y la cabeza cubierta con una pamela blanca y un lacito rojo que con la lluvia de vino se puso de color morado.
 
Los invitados, entre los que  se encontraban: Don Juan Ruiz, apodado el Arcipreste de Hita y Doña Catalina de Aragón con su sobrino Fernando de Habsburgo, estaban mojados por la lluvia y borrachos por el vino. 
 
 
Poco a poco los noventa invitados fueron tumbándose en el césped del castillo y durmiéndose al sol del verano.

Mientras esto sucedía los ríos empezaban a correr y las piscinas a llenarse de vino blanco.
 
¡Qué extraño!
 
-¿Qué está pasando?- Dijo el Cardenal Cisneros según se despertaban del sueño.
 
  ¿Hay viñas en las nubes?

 ¡Pero no puede ser!- Respondieron extrañados el resto de invitados.
 
El vino se saca de las uvas. Las uvas son los frutos de la vid. Y la vid es un arbusto. Una planta baja con raíz, tallo y hojas. Flores y frutos.
Las raíces se hunden en el suelo, no en el cielo.
 

Esta fiesta está ENCANTADA. Buscaremos entre todos un  caballero valeroso para desencartar el castillo. 
 
 
Y en esto que llega Miguel de Cervantes con Dulcinea y su caballero Don Quijote,  bailan una salsa caribeña y vuelve a salir el sol.
 
 
 
 

La fiesta continúa hasta altas horas de la madrugada cuando entre todos se comieron el castillo encantado con grandes cucharas.
 

Y colorín colorado, esta historia se ha terminado.


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